Què s’ha de fer per adoptar una criatura? Quines dificultats ens podem trobar durant el procés? Hi ha diferència entre educar un fil biològic i un d’adoptat? Tot això i molt més ho parlem amb el Xavi Martín.
Posted in audios, educación, Ivoox, Parlemne, tagged adopcción, familia, hijos adoptivos, Xavi Martín on febrer 12, 2021| Leave a Comment »
Posted in fe, la vida, reflexiones, Sara, tagged amigos, amparo, ayuda, familia, Febe Jordà, generosidad, gratitud, iglesia on Mai 25, 2019| 2 Comments »
Gracias.
A los que desde el primer momento, por empatía o por cariño, os sumasteis a nuestro dolor y nos habéis acompañado hasta hoy.
Que enviabais discretamente a alguien a preguntar cuando sabíais que había visita médica, que os alegrabais con las buenas noticias y os entristecíais con las malas. Que procurabais tener palabras de aliento aun en los momentos más complicados.
Gracias.
A los que en cuanto supisteis de la enfermedad de Sara os pusisteis a orar, pidiendo consuelo, fuerzas y sanidad.
A los que sin conocer a Sara ni a la familia adoptasteis nuestra pena e intercedisteis personalmente o como grupos delante del Señor.
A los que, cuando lo que hizo falta fue dinero, ahí estuvisteis derrochando generosidad: a los que conocemos y a tantos anónimos que contribuyeron a acercar el milagro médico.
Gracias.
A los que, prudentemente, nos hacíais saber que estáis ahí… y que seguiréis estando ahí ahora también.
A los que nos habéis dicho que nos queréis y lo habéis demostrado hasta el último momento.
A los que habéis tenido sinceras palabras de acompañamiento por la partida de Sara, aun sabiendo que siempre quedan cortas, que no pueden expresar la tristeza ni abarcar el sufrimiento. Pero nos las habéis hecho llegar por cariño, para consolarnos, por el arropo que sabéis que suponen al corazón.
Gracias por cada abrazo regalado, que ha sido recibido como bálsamo y medicina tangible.
Gracias.
A los que sin medida ni momento nos habéis abrumado con todo lo que habéis sabido: wasaps, llamadas, correos, mensajes en facebook…
Gracias por cada flor, por cada foto, por cada comentario que perfilaba a nuestra Sara, por tanto amor hacia ella.
Gracias a la iglesia del Señor Jesucristo, la de casa, la de tantos lugares, a nuestra preciosa familia en China.
Xièxiè.
Gracias porque a través de tantos de vosotros hemos recibido el consuelo de que la vida de Sara, tan breve a nuestros ojos, no ha sido en vano, pues deja huella en muchos corazones en todo el mundo por haber reflejado claramente el amor de su Señor y Salvador Jesús, y seguirá brillando.
Gracias a los amigos cercanos que regalaron todo por amor a Sara y David, para que la ceremonia de despedida fuera como a Sara le hubiera gustado.
Gracias a los que nos acompañasteis ese día por cariño a alguno de la familia, que os acercasteis o que vinisteis desde la otra punta del país o del planeta.
A todos y cada uno, mil millones de gracias. Siempre.
Posted in reflexiones, tagged amor, Ángeles, Dios, familia, hermanos, Hospital on Mai 4, 2019| 3 Comments »
¡Sí! Algunos son la versión en azul celeste de los de Madrid, que vestían de blanco. Llevan cofia, redecilla para recoger la cola y un lazo de color discreto como adorno. Nos sonríen y nos hablan a través del traductor del móvil, pendientes de cualquier detalle de la salud de Sara.
Y han llegado otros, cubriendo largas distancias (parece que aquí todo queda lejos), ¡sin hacer uso de las alas!, cargados de cariño y de fruta, de sopas y ternura, de leche, de carne de primera y amor, de pan, jamón, queso y fuet (¡buáaaaa!).
Son nuestra familia maravillosa en todo el mundo, caídos aquí desde Perú, desde Costa Rica, de Rusia, de Hong Kong, Cuba, Estados Unidos, Venezuela, Taiwan, que se acercan porque alguien desde España ha hecho correr la voz de que hay que orar y que hay que ayudar, y nuestra necesidad les ha llegado al corazón. Y son ángeles dispuestos a mostrar el amor de nuestro común Dios de manera entregada.
Ellos son el idioma conocido que hace hogar, el oído atento que es amigo, la oración intercesora que cubre con la protección del Padre.
Claro, sí, ya lo he dicho: es que son ángeles…
Posted in reflexiones, tagged Cáncer, Dios, esperanza, Experiencias, familia, Linfoma, Pruebas, sufrimiento on Novembre 3, 2017| 4 Comments »
Llegas de Francia con tus chicos y estás contenta por los momentos de familia, por el buen tiempo, por lo singular de lo que has visto, por la comida buena.
“Mama, que mires el móvil”. Alarma. Y llamas a tu otro hijo.
“Que me dicen que si esta chica tiene familia, que venga rápido. Que no pinta bien”. El suelo desaparece de debajo de tus pies.
Dolor intenso, intenso. Y pánico.
El viaje en tren lo haces llorando. Y orando. Estás desolada.
Y entras en la habitación, y solo quieres ver a tu hija, que te sonríe entre las sábanas, tan pálida, tan débil, tan pequeña. Y la besas y te alegras de tenerla entre tus brazos.
Y se instala un pacto de amor y de paz. Estamos juntas, estaremos todos juntos. Y podremos sonreír, y hablaremos. Y especularemos sobre lo que no sabemos, tan incierto y terrible, pero suavemente.
Porque sabes que nada está en tus manos, apenas nada. Y cubrirás a tu hija con la colcha, por si tiene frío, que no tiene. Por proteger. Y cortarás su comida a pedacitos pequeños, y la fruta, y comprarás galletas o lo que te pida, para que solo consiga ingerir dos cucharadas de caldo y un gajo de mandarina. Y ésa será la buena noticia del día: lo que ha conseguido comer.
No hay diagnóstico, pero ves la preocupación en el personal médico. Y todo lo que te dicen es malo o muy malo, así que prefieres quedarte con lo primero, e instalar ahí tu esperanza.
Los días pasan, ni lentos ni rápidos. Estamos en otra dimensión, desconectados de la vida de antes, aislados en una burbuja donde lo que importa es extraño y absurdo.
Pero hay cariño y buen humor incluso, y confianza en que el camino que haya que recorrer será en compañía. Y la valentía de tu hija es tu consuelo.
Y tú hablas con tu Dios, el que sabes que te ama. Y no le preguntas por qué ni por qué a ti, porque piensas que no puedes aportar ninguna razón que te exima de sufrir. Tú sabes que hay un plan y que se libra una batalla, aunque no alcanzas a dimensionar en cuantos campos.
Y sabes también que tu Señor no es un Dios poderoso, sino el Todopoderoso. Sea cuál sea el diagnóstico, Él podrá sanar absolutamente. Pero no conoces cuál es su idea en el caso de tu hija. Así que le pides fuerzas, fuerzas para ti y para todos, para cada día, para cada momento, cada vez que la pinchan -¡mil veces al día!-, que la llevan y la traen para tantas pruebas… en silla de ruedas porque no se tiene en pie…
A ti se te ha instalado una tristeza profunda, profundísima. Pero no te agarrota a pesar de la impotencia. ¡Te cambiarías un millón de veces por tu niña!
Y puedes ver a los ángeles. En el abrazo apretado, al bajar del tren; en la casa abierta, para todos los días que necesites; en la delicadeza de las enfermeras; en los que respetan tu dolor y no te agobian; en los que vienen a la UCI solo para aguantar tu abrigo y el bolso en la sala de espera.
Y crees intuir que todo estaba previsto, porque el único médico que conoces en Madrid trabaja en este hospital y es amigo, porque hace un par de meses que hay una quimio nueva de dos horas en lugar de seis, porque los aparatos de radioterapia están recién estrenados para tu niña. Y suma y sigue.
Y cuando ella vuelve del país de los sueños, a donde ha marchado sin avisar y sin que estuviera previsto, y tú todavía entiendes menos lo que está ocurriendo, te das cuenta de que, aun en medio de la bruma, le han vuelto las fuerzas y, por fin, las ganas de comer.
Y comienza la caída del cabello y agradeces que tu otra niña está allí, y ayuda a su hermana a dejarla preciosa. Y llegan los cursos de pañuelos. Y de maquillajes. Y tu corazón se encoge y se encoge.
Y debes acostumbrarte a contener las lágrimas cuando la miras sin el pañuelo y tampoco le ves las cejas ni pestañas. Pero como ella te sonríe…
Y al final… al final te das cuenta de que, en medio de la terrible tormenta, el Maestro no dormía en la barca sino que ha estado todo el tiempo allí, erguido, majestuoso, increpando al viento y diciéndole: “¡No soples tan fuerte, hoy no!”, y a las olas: “¡Eh, eh! ¡Sólo hasta aquí, nada de anegar la barca!”.
Y sí, Ebenezer[i], pues hasta aquí te ha ayudado, os ha ayudado, el Señor.
[i] “Roca de ayuda”
Posted in reflexiones, tagged familia, Febe Jordà, temps, vacances on Març 24, 2016| Leave a Comment »
Una vista magnífica del mar, des d’aquí dalt, i a mà dreta, allà lluny, el castell de Blanes; i badia rere badia, al fons de tot, entre una broma persistent –per més clar que sigui el dia-, Montjuïc.
En general, riures i veus alegres, i guitarres, ukeleles i aprenents de cantaires; i gossos enjogassats i llenyataires vocacionals, i timbes improvisades amb concentració de professionals.
És temps de fotos, de menjar tot el que es deixi cuinar a la brasa, de fer el llangardaix prenent el sol o d’abrigar-se com una esquimal, segons el caprici del cel; de caminar, de llegir, de no fer res… De pensar, de recordar, fins i tot de sommiar…
Trobem a faltar la nostra cronista de vacances, la família escampada per tot arreu, els estimats que tenim mig adoptats i aquells que amorosament ens han acollit amb els braços oberts.
És temps de bandes sonores diverses, segons qui connecti el mòbil als altaveus.
És temps de respirar profundament.
És temps de parlar, de descobrir, d’aprofundir, de perdonar, d’estimar.
És temps de vacances, és temps de família.
Posted in reflexiones, tagged dolor, familia, mort, Sergi Valle on Abril 19, 2012| Leave a Comment »
L’ entrada anterior també va ser l’anotació d’una pèrdua.
Avui és un company, un pare, un germà, un fill. En tot cas, algú també molt estimat.
El coneixement de la seva partença ens deixa tan colpejats que no sabem ni si estem reaccionant. I ens adonem de l’absoluta inutilitat de les paraules, que no poden ni descriure el què ha passat, així que molt menys encara el què se suposa que sentim, o el què hauríem de sentir o de dir. I les mirades que voldríem que acaronessin, o les abraçades que haurien de protegir, també manifesten la seva limitació, perquè no arriben a pal·liar les múltiples cares del dolor que, en un moment o altre, sí que comencem a intuir, sord, creixent, i no sabem quan s’aturarà, mentre som en mig d’una confusió més fosca i més espessa que les que ens són conegudes. I ens sentim perduts i ens sabem invàlids.
I, per si no n’érem conscients abans, ara coneixem la soledat en uns termes impensables, per profunds i inabastables, i que potser volíem ignorar tots els altres dies, els que no eren avui. Però avui ja no podem: som éssers humans sols en essència. Com edificar primer i travessar després el pont d’un cor a un altre, per portar consol?
Les punxes del dolor tenen a veure amb la pena sense mesura pel qui veu la seva vida truncada, quan encara no tocava, i amb la separació que sabem definitiva i que ens lacera la ment; amb el que hauria pogut ser de bo i no serà, i el que va ocórrer de dolent i no s’esborra; amb els dolços moments i els alegres, tota una infantesa comuna, la joventut, els dinars, les excursions, les festes, els jocs, i la rancúnia acumulada pels altres moments que van ser d’un altre color; amb la consciència del temps perdut, de les paraules amables no dites, del perdó no regalat; del que esperàvem i no vam rebre, i del que no esperàvem i sí vem tenir… I amb un milió de matisos més.
La pèrdua del Sergi la vivim amb consternació i respecte. No el ploraríem menys encara que no hagués estat algú tan destacat en tants dels àmbits en que es va moure. El Dando, el seu germà, diu d’ell que va ser un aventurer apassionat i un portent en molts esports i activitats. I és ben cert.
Tampoc el ploraríem menys encara que la seva mort hagués estat d’una altra manera, i no a mans d’uns malfactors assassins que no van tenir contemplacions per tal d’obtenir un minso botí.
El plorem perquè l’estimàvem, i això no té res a veure amb cap altra cosa. El plorem malgrat els seus defectes i les seves equivocacions. I per la seva joventut i la seva maduresa alhora. I perquè el trobarem a faltar. I per moltes coses més, cadascú les seves.
I perquè el ploren els nostres amics i germans. I encara que no som capaços de sentir per ells, ni d’acostar-nos al seu cor adolorit, també nosaltres hem patit dolor, gairebé el mateix, i sabem quina terrible cara té i què horrorosa és la seva abraçada.
I aleshores no ens calen les paraules inútils, ni els gestos insuficients. Ens quedem a prop, simplement, per si en algun moment som requerits… per a res en particular i per tot plegat alhora.