En mis últimos veinticinco años de vida he visto en el cine más películas de dibujos animados que de las otras. No digo que estuvieran mal (es más, algunas estaban francamente bien), pero a mí me apetecía ver películas con personas humanas, actrices y actores interpretando papeles. Debo confesar que también disfruté de las hechas por ordenador, que me asombraban por su perfección.
Pero mi vida cambió cuando llegaron las sagas de Harry Potter y Piratas del Caribe. ¡Por fin! Pelis de niños con personas de carne y hueso…
Acabo de ver Piratas del Caribe, la cuarta entrega: En Mareas Misteriosas. Me habían dicho que el argumento era el más flojo de los cuatro, yo ya me temía que no salía Will Turner (Orlando Bloom), pero, aun y así, claro que fuimos a verla.
¡Qué queréis que os diga! Los más guapos, los más dignos y elegantes, los que sabían a qué atenerse y no perdían el rumbo ni el objetivo, los españoles. Y sólo hace falta comparar los reyes: Óscar Jaenada, por los españoles; Richard Griffiths, ¡el tío Vernon de Harry Potter!, por los ingleses (¿qué nos ha pasado desde entonces, que éramos un país donde nunca se ponía el sol?). No me extenderé hablando de las melenas tan bien cortadas, las capas sobre esos trajes que les sentaban como un guante, las espadas, la apostura… En fin. Que por ahí, la película ya iba bien.
Y el argumento, pues de aventuras, como debe ser. Con piratas que se ahogan en tierra y necesitan un barco, y que buscan la Fuente de la Juventud, y tienen un mapa; con sirenas traicioneras, con buenos y malos, con Barbanegra –el pirata al que temen los piratas-, Angélica (Penélope Cruz), nobles y ruines; y Jack Sparrow, perdón, el capitán Jack Sparrow, tan zumbado y tan pirata como siempre. Y todo con muy buen ritmo, muy buena fotografía de unos paisajes de ensueño en ocasiones, y la espléndida banda sonora de Hans Zimmer, esta vez de la mano de Rodrigo y Gabriela, con sus guitarras, que la hacen más nuestra.
Supongo que los guionistas ya lo tienen todo considerado, pero yo apuntaría, como temas insoslayables para la próxima entrega: recuperar La Perla Negra e incorporar de manera más o menos verosímil a Will Turner. Lo demás lo dejo a su criterio, que hasta aquí lo han hecho muy bien.