No me preguntes cómo estoy.
No se lo preguntes tampoco al padre de Sara. Ni al marido, ni a los hermanos.
No nos preguntes eso.
Es difícil cargar la ausencia, el dolor, los recuerdos, los objetos, los lugares, los detalles. Y hacer como que no pasa nada, que todo está bien, que la tristeza no aplasta el alma.
No me digas que el tiempo lo cura todo. Tú no ves el muñón que sangra, aún está en carne viva. Es una amputación invisible para ti, y te falla la memoria. Mi cuerpo se duele cada segundo de mi día y de mi noche.
No me digas que la vida sigue. La tuya sigue, desde el momento en que marchaste, cuando saliste de acompañarnos en el tanatorio. La mía está partida.
No comentes que menos mal que no quedaron niños pequeños. No digas disparates. Que ésta es la gran pena que se nos añade, al marido sobre todo. ¿Dónde ver ahora los ojos color trigo maduro? ¿Dónde vislumbrar aquella inteligencia combinada con ternura? ¿Dónde disfrutar de aquella sonrisa infinita y luminosa?
Calla.
No me digas que hay que aceptar la voluntad del Señor. Acéptala tú… cuando se lleve a tu hija. Quizá entonces comprendas que no sabes lo que dices, tan frívolamente, con tanta inmisericordia. Que cuando un corazón está así de dolido no necesita doctrina ni ortodoxia. Necesita cariño.
No me preguntes cómo estoy. Hago lo que puedo, con la ayuda de Dios.
Y tengo paciencia y te perdono, porque sé que me aprecias.
Tú mejor dame un beso, o dos, y un abrazo sentido.
Y no digas nada.
M’agrada. Gràcies. T’envío la meva abraçada.
Una forta abraçada plena de carinyo.
No se puede expresar mejor.
Mi mejor abrazo, mi mejor recuerdo, mi mejor sentir es para vosotros.
❤
Un petó i una abraçada plena de molt de carinyo!
Febe: un abrazo a la distancia y no te pregunto como estas. Solo te digo que te apreciamos y nos callamos porque no podemos dimencionar todo lo que expresas. Dios sea contigo y los tuyos.
Madre mía, Febe, de verdad que uno de los muchos dones que te dio el Señor es el de la palabra escrita. Te lo digo desde lo más profundo de mi corazón. Sabes plasmar los sentimientos en palabras y es algo que para muchas personas nos es muy, muy complicado… Pues eso, si es que lo describes a la perfección: ni falta ni sobra nada en lo que explicas. Ay, corazón, un FORTÍSIMO ABRAZO!!!
Intento ponerme en tu lugar, como madre, y me pongo a temblar. Siento tu dolor, inaguantable. Como se puede soportar lo que estas pasando? Las palabras ante eso, son vanas, estan huecas y no sirven. Recibe un abrazo fuerte que quiza te pueda consolar aunque sea una milesima, tu dolor. Te estimo mucho
No te conozco personalmente, tampoco conocí a Sara. Tengo su misma edad. Soy hematóloga y desde el otro lado, he visto familias rotas de dolor. Se creen que solo eran un paciente más, pero tengo sus nombres grabados en la mente y sus lágrimas en mi corazón.
El Señor, hasta hoy no me ha puesto la prueba de perder un hijo o marido, ni padres. Por lo que no sé lo que es estar en vuestra piel. Sí que perdí una amiga, también por una enfermedad. Y la vida me dio un vuelco. Tuve que escuchar muchas cosas de las que se suponía que eran también amigas: “hay que ver el lado positivo…” “A ella le gustaría vernos disfrutar” ¿Qué lado positivo puede tener perder a alguien a quien amas? A ella no le gustaría que sufriéramos. Probablemente le gustaría disfrutar con nosotras.
En fin, muchas cosas que por tu texto intuyo que has tenido que oír y escuchar.
No te conozco. Pero te abrazo en la distancia. Siento mucho vuestro dolor.