A veces se me atasca la pena. Una va cargando con lo que la vida, en su transcurrir cotidiano, te depara en cuanto a dificultades diversas: preocupaciones por la convivencia en la casa, las cuestiones de salud de la familia, la situación económica que hay que ir trampeando de la mejor manera que se te ocurre, los anhelos que van perdiéndose y ahogándose una no sabe dónde ni cuándo.
Pero hay ocasiones en que se suman golpes innecesarios, caprichosos e injustos en forma de decepciones tan grandes, tristezas tan abrumadoras, ofensas, que no es que se te hace un nudo, sino una pelota de nudos que se queda suspendida por encima del esternón, entre los pulmones, e irradia una opresión hasta los hombros que no te permite caminar erguida, un picor hacia los ojos y una pesadez hacia las piernas que te hace difícil avanzar.
Y te sientes tan anonadada que no puedes ni llorar. Te cuesta conciliar el sueño y si, después de noches de insomnio lo consigues porque tu cuerpo cae derrotado, apenas tienes unos segundos al despertar antes de que la pena vuelva a caer sobre ti con todo su peso.
Sabes que necesitas llorar, que te ayudaría a liberar parte de tu dolor. ¡Qué bendito mecanismo de alivio y sosiego! Pero no puedes. Y miras la programación de esa noche a ver si dan alguna película que ayude a llorar. Algunos ya me entendéis, pero quizá más algunas.
Pues bien, hoy necesito una peli para llorar.
…y una amiga no te sirve?
M’encanta com ho has expresat!
Gracias Febe por transmitir de esa manera, me encanta, muchos besos.
De películas, canciones, antiguas cartas, pequeños recuerdos de cosas grandes, cualquier cosa que ayude a dar más sentido (si es que lo necesita) es dejar que caigan lagrimones como puños, y además, lo mejor, es que todo lo que nos hace llorar, encima nos reconforta.
Así que abogo, por ver pelis de las de llorar, por achuchar un cojín escuchando una balada, o por redescubrir aquellas notas o cartas, que nos deje los lagrimales como piscinas olímpicas.
Gracias Febe
Tiempo de reír y tiempo de llorar querida Febe – o sea, lo de la peli’ (incluída la caja completa de Kleenex) esta bien siempre y cuando se quede dentro de sus delimitaciones de tiempo. Porque el llanto puede durar toda la noche, pero a la mañana vendrá el grito de alegría (Sal 30:5) Ü